¡Fuerzas Naturales!

Veo las cosas como son, por eso no me desespero. Si bien es cierto que Gustavo Adrián sigue grave, el edema cerebral está bajando como las horas. El está detrás del corazón, moviéndolo lentamente. Y eso es muy alentador.

Después de sufrir toda una semana, por fin llega esa Bocanada de buenas noticias. Claro, para eso estuvimos pendientes días enteros. De tan poderoso que es, yo me imaginé una charla (no de computadora) con Dios:

Gustavo Adrián: Si algo callé, es porque entendí todo.

Dios: Ya estás aquí, y el paso que dimos es causa y es efecto. Gracias por venir.

GA: No te creo. Como un rey convénceme, convénceme.

Dios: (Risas). Amo dejarte así. Quiero tenerte así por horas y horas… A merced.

GA: No me acuerdo de nada, no sé nada de vos. En llamas me acosté. ¿Estoy a un millón de años luz de casa?

Dios: Ningún engaño te hace feliz. Esto es una bomba de tiempo que Al fin sucede.

GA: ¡Dios nos libre!

Dios: Nada los libra, nada más queda. Gustavo, ¡poder decir adiós es crecer!

GA: ¿Voy a un Lago en el cielo? Mmm… ¿Qué otra cosa puedo hacer? Terco como soy, me quedo aquí. Me sirve cualquier pretexto.

Dios: Está bien. Quiero ser lo que te hace más feliz, hoy hagamos la excepción.

GA: ¿Al final fue sólo un rapto? Entonces, llévame a un lugar con parlantes.

Dios: Si te llevo, es para que me lleves y acordate que No te suelto más, yo no te suelto más. (Se queda pensando) ¡Epa! esta canción ya se escribió. Y bueno, sos uno entre 1000. (con una sonrisa pícara)

GA: Sé, nunca falla, el universo está a mi favor (risa cómplice con Dios)


Así terminaba esta charla por de pronto. Se sabe que las cosas brillantes salen de repente, por eso creo que en uno de estos días, desde Caracas para todo el mundo, Gustavo Adrián gritará: ¡De que desastre me salvé!

A él, ¡Fuerzas Naturales!