martes, 3 de agosto de 2010

Dame un Fito frito...

Estuve leyendo las diferentes críticas de los diarios sobre el concierto que ofreció Fito Páez el fin de semana pasado en Luque y todos coincidían en que el artista está decadente, sin ánimo y poco convincente para sus fans.

Si bien el show no brilló (según dichas fuentes) yo quiero ir más allá de eso. No porque quiera defender a Fito ni mucho menos, pero creo que hay veces que hay que considerar al artista también y sus exigencias.

A manera de ir entrando al tema, pongo un ejemplo: hace poco tiempo unos amigos (con varias organizaciones de concierto en sus currículos) decidieron traer a un artista de gran magnitud nuevamente al país. El concierto, si bien fue aprobado por los fans y la prensa especializada, por el artista no tanto. Al llegar al lugar, ya había comentado que para la gira que estaba haciendo, el local elegido no era de su predilección y que dudaba sobre ciertas cosas de producción como el sonido y las puestas audiovisuales que debían ir durante el concierto. De hecho, hubo tremendas fallas en lo audiovisual y el cantante (obviamente) hasta mostró signos de molestia por lo ocurrido. Pero siguió hasta el final.

La gente dice "que profesional el tipo, pese a los desastres, continuó". Pero, ¿Hasta qué punto uno es "profesional" cuando claramente están incumpliendo con las exigencias solicitadas por el artista?

Finalizando con la historia anterior, el buen trato recibido por parte de los organizadores y la onda generada por el público que lo esperaba, fueron factores para que el show siga. Pero, ni bien terminó el concierto, el manager se encargó de ofrecer "como regalo" dos pasajes a los organizadores para que vayan a Buenos Aires a ver cómo se organiza un recital "de verdad". Todo en son de buena onda, claro.

Yendo al punto de Fito, uno no sabe realmente si estaban cumpliendo a cabalidad todo lo requerido. No sabemos si Fito fue informado de que venía a tocar a una fiesta dónde él, claramente, no era la estrella. Obviamente no se imaginaba tener problemas con el sonido, ni ver que la mayoría de la gente que fue a dicho evento iba a estar sentada en puffs con botellas de whisky, atendiendo poco o nada a su show y esperando al reggaetón que sonó apenas finalizada su presencia en el escenario.

A eso voy, pocas veces se analiza cómo se organiza un evento y si se dan las garantías necesarias en todos los aspectos. Hablando de esto vía twitter con Agustín Genovese, me dijo que la gente no se anima a exigir ni preguntar nada sobre la seguridad u otros aspectos necesarios a la hora de la compra de los tickets, porque ya presumen que la organización tuvo que haber hecho ese trabajo y por eso, todos los detalles listos para ir a pasarla bien.

Lo mismo con el artista. Existen las famosas y nunca bien ponderadas "exigencias", pero una vez que se viene al país, tanto sus managers como los músicos "presumen" que la tarea ya está lista.

Es un tema escabroso. Porque a veces es más fácil culpar a la histeria de un artista y porque hoy cualquier "sub 25" que tiene plata organiza eventos y por ahí el "noujáu" sigue siendo una deuda pendiente.

En este caso, el histérico fue Fito Páez y la fiesta un éxito porque se tomó, se bailó y no hubo alcotest. ¿El sonidista? Nadie lo recuerda.



Te dejo con tres temas de Fito Páez que me encantan:

- Cable a tierra
- Cadáver exquisito
- Tema de Piluso

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